Federico Salazar es una vergüenza: acusa a ronderos de agentes políticos del presidente Castillo**
No cabe ninguna duda, el
periodismo en el Perú está tan extinto, así lo evidencia opiniones como la de
Federico Salazar que acusa a los ronderos de agentes del gobierno de turno.
Definitivamente este espontaneo espolique que funge
de periodista es una vergüenza que no llega ni siquiera a ser un ser humano
meramente neuronal al señalar que el presidente Castillo es parte del problema porque
ha atacado a la prensa sistemáticamente y ha azuzado a las poblaciones de
distintas áreas contra los medios. Triste y vergonzoso el papel de Federico que
no puede expresarse libremente. ¿alguna
vez Federico Salazar se mostró abiertamente hostil con Fujimori o Montesinos?
Hoy
Federico Salazar tiene el valor, como no lo tuvo cuando Fujimori, Hermosa Ríos
y Montesinos reinaban en el Perú, y la democracia solo era una pantomima. Hoy se
vale de medias verdades, de sus opiniones sin sustento, de callar por
conveniencia y usar la ley según beneficia a sus intereses.
¿Por
qué usa todas sus energías Federico Salazar en desacreditar la presidencia de Castillo?
Es evidente que se debe a que en el desprestigio de Castillo esta la
oportunidad de la extrema derecha de alcanzar el poder, pero sobre todo porque
los Salazar representan a ese Perú que no quiere cambios. Cambios que puedan
afectar los privilegios de sus patrones.
No
esta demás recordar que cuando Federico fue la imagen amable de los Crousillat,
no percibió, como “buen periodista”, que estaba en un medio que silenciaba noticias,
manipulaba información, y mantenía la autocensura informativa.
Como
lo señalan las redes sociales, Federico tiene el mismo lema del juez corrupto
César Hinostroza: “No es ético, no es moral. Ese es el tufillo que deja cada
semana sus columnas. El periodismo de Federico, es al que sus jefes le pagan en
exclusiva para que critique y ofenda abiertamente al presidente de la república.
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El totalitarismo periodístico autoimpuesto
YÁSSER GÓMEZ CARBAJAL
Diarios uno 10-07-2022
Lo ocurrido con el periodismo en la década de los
noventa, es decir, la venta de portadas, contenidos y líneas editoriales en
favor de la dictadura de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, no debió
repetirse. Sin embargo, sí antes ocurría producto del soborno por parte del
régimen, y en algunos casos por coacción con deudas de impuestos o procesos
judiciales. Hoy el periodismo se autocensura y se convierte en la artillería de
grupos económicos, que nunca ganan elecciones, pero son expertos en chantajear
a quien llegue a la presidencia de la República, hasta ‘convencerlo’ de que la
única salida es someterse a quienes son ‘los dueños del Perú’.
Refiriéndose a un contexto similar, por ejemplo, el
lingüista Noam Chomsky afirma que lo que existe en los EEUU es «una forma de
totalitarismo autoimpuesto». A él se llega mediante «la fabricación del
consentimiento», empresa en la que los ingenieros son los grandes medios y un
destacamento especial de investigadores y analistas arropan ese totalitarismo
con el manto de la libertad.
Entonces, lo observado en el país desde que Perú Libre
ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales con Pedro Castillo en
abril de 2022, desde los medios de comunicación junto a un regimiento de
opinólogos, intentaron instalar en el pensamiento de la población un fraude (s)
que nunca hubo. Así, el programa dominical de América Televisión nos presentó
un criptólogo de la Marina de Guerra que decía saber una fórmula que demostraba
el fraude, quien luego se disculpó y tomo distancia de lo afirmado. Así
llegamos, al secuestro denunciado por periodistas del mismo programa dominical,
realizado supuestamente por ronderos de Cajamarca. Este sería un intento más
para justificar una vacancia presidencial, que saben no pueden lograr con un
golpe de masas.
Por eso, tiene razón el historiador estadounidense
Michael Parenti: “La propaganda más efectiva se basa en el encuadre más que en
la falsedad. al torcer la verdad más que violarla, utilizando el énfasis y
otros aderezos auxiliares, los comunicadores pueden crear una impresión deseada
sin recurrir al pronunciamiento explícito y sin apartarse demasiado de la
apariencia de objetividad”. (Parenti 2008)
DATO
En EE.UU. se dieron: La Ley de Comunicaciones (1934) y la
Ley de Telecomunicaciones (1996). La primera, sentó las bases para la
privatización de la radio, y la segunda, ofreció una gestión de medios más
relajada permitiendo a organizaciones de otras industrias fusionarse con medios
de comunicación. Hoy vemos los resultados.