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domingo, 1 de mayo de 2022

Día del trabajo nada que celebrar

 

Día del trabajo nada que celebrar

 Son muy pocos los peruanos que tienen chamba y los que la tienen, el sueldo no les alcanza ni para el té. 

 

Por ende, nada más propicio para recordar la política anti laboral aplicado por el genocida Alberto Fujimori desde 1991 según una crónica publicada en aquel entonces que republicamos por su contenido reflexivo.

A continuación, los datos  y sus proyecciones por la continuidad del modelo neoliberal hoy imperante que no es un modelo económico sino un modelo de saqueo de nuestros recursos nacionales sustentado en el monopolio de la producción por los grupos de poder dejando al Estado la educación y la salud.

Al iniciarse la Primera Legislatura en julio de 1991, el Poder Ejecutivo solicitó al Congreso la dación de Facultades Legislativas en varias materias que fueron otorgadas y en noviembre publicaron 119 Decretos Legislativos, dentro ellos sobre asuntos educativos y laborales como el D.Leg. 728.

Los representantes de la izquierda expresamos su rechazo, pero el Premier, Alfonso De Los Heros dijo: “retroceder .. nunca” y los acusó de tener “mentalidad retrógrada y negativa”. Efectivamente, solo lograron revisar algunos, pero el conjunto no, porque ya estaba en marcha la implementación del neoliberalismo en nuestro país y por supuesto el golpe de estado del 5 de abril de 1992, tal como se conocería luego en el llamado PLAN VERDE que publicaría la Revista OIGA. (La República, 23 de noviembre de 1991)

Las consecuencias del nefasto paquetazo de Hurtado Miller del 8 de agosto y las medidas legales señaladas líneas arriba se notarían luego, porque el “Inhumano programa económico lanzó a trabajar a más de 400,000 niños” y dentro de ellos a más de 60,000 “petisos” en las calles de Lima, según el especialista Francisco Verdera en su libro, El Trabajo Infantil en el Perú”.

Pero la situación se iba agravando, al extremo que el Presidente de la Sociedad Nacional de Industria, Eduardo Farah, denunció que “250,000 trabajadores quedaron sin empleo en cinco años” y luego afirmó también que en “6 años la mano de obra no ha crecido y que por el contrario en 1995 se redujo en 0.40%.”(La República, 13 de junio de 1996)

Pero lo más grave vino en 1998, cuando el ministro de Trabajo de ese entonces, Jorge Gonzáles Izquierdo, de las filas del PPC, afirmó sin rubor alguno que “400 MIL SE QUEDARON SIN TRABAJO”, poniendo como argumentos que las causas se relacionaban con “el fenómeno del niño, la crisis asiática y la crisis rusa”, pero que luego mejoraría la situación. (El Correo,10 de diciembre 1998)

La realidad posteriormente se agravaría por el despido arbitrario de miles de trabajadores por el cierre de empresas debido a la crisis, la venta y remate de las empresas públicas y el despido masivo de empleados públicos, los que lucharían mediante huelgas, movilizaciones, acciones legales, consiguiendo algunos su reposición, pero la mayoría se quedarían en la calle y otros morirían en la travesía.

Esta fue la realidad anti laboral en los 10 años que gobernó la mafia fujimontesinista y que puede repetirse si los inquilinos del establo de la plaza Bolívar logran recuperar el poder.

Lo único cierto: Ningún aumento salarial en diez años:

Virtual desaparición del salario mínimo

Despido masivo de trabajadores públicos a través de mecanismos de “evaluación” y “racionalización” -

Reducción de número de trabajadores de empresas públicas para la privatización.   

Creación de planillas secretas para pagar a la tecnocracia dorada.

Congelamiento y tope a las pensiones - 

 Debilitamiento y distorsión de la jornada de ocho horas y de la obligación de pago de horas extras. -   

Creación de múltiples sistemas de contratación al interior de una misma empresa, fraccionando los intereses de los trabajadores.

Tercerización del empleo a través de subcontratistas.

 Posibilidad de crear varios sindicatos en la misma empresa.

Prohibición de sindicatos en unidades con menos de 20 trabajadores.

Cancelación del carácter acumulativo de los pliegos de reclamos.

En este marco y contexto la historia nos exige la obligación de dignificar la memoria de nuestros mártires, asumiendo una actitud de denuncia de la injusticia en cualquiera de sus formas y que la crisis económica producto de la agresión salvaje de la derecha nacional e internacional apoyada por el gran capital que representan, se traduzcan en el fortalecimiento de la organización sindical y popular. La historia enseña, sin lucha no hay victoria. 

Que este año, sea de profunda reflexión y de profundización de la lucha por un mundo mejor. Sin lucha no hay victoria y si vamos a luchar que sea para lograre la victoria.