Ollas comunes en emergencia
La crisis de salud dentro de una crisis económica producto de la pandemia ha
dado lugar a quienes perdieron su puesto de trabajo recurran a las llamadas ollas
comunes para asegurar su alimentación, en particular, de sus menores hijos, los más perjudicados.
Lo que ocurre es que pese a las donaciones que reciben de parte de personas
generosas no cubren lo esperado, debiendo al final contentarse con un
plato de sopa de fideos y así por lo menos, evitar que sus niños se vayan a la
cama con el estómago vacío.
No esta demás señalar que el gobierno ha entregado a las municipalidades dinero
para las canastas solidarias de víveres, así como toneladas de alimentos para cubrir
las necesidades en particular de las personas económicamente vulnerables pero, como siempre ocurre en el camino se han ido esfumando para terminar en los bolsillos de los
alcaldes de turno tal como la prensa ha venido denunciando, generando una
crisis mucho más grave que la pandemia. No esta demás agregar que hay días y hasta semanas que se van a dormir
sin probar alimentos como lo señala la nota que adjuntamos para su conocimiento y reflexión.
Olla común
en emergencia
Un cuarto de millón de personas es alimentado cada día en Lima
con este mecanismo de supervivencia.
En la celebración del Día Mundial de la Alimentación y en el marco de una pandemia que ha destruido las economías familiares, en especial de quienes menos tienen, es muy pertinente destacar el rol que cumplen las ollas comunes, que indudablemente constituyen una estrategia eficiente para reducir el riesgo del hambre entre los más vulnerables.
La propia primera ministra Mirtha Vásquez ha asegurado que las
ollas comunes “son un actor político fundamental” en nuestro país. Ella asistió
a un encuentro con lideresas de estos programas sociales de diferentes puntos
de la capital, quienes plantearon algunas demandas urgentes para garantizar la alimentación
popular.
PUEDES VER: Día Mundial de la Alimentación: ollas comunes piden para abastecer a 255 mil familias
Según datos de la Municipalidad de Lima, se ha logrado registrar hasta la fecha unas 2.447 ollas comunes con las que se atienden a cerca de 250 mil personas, que obtienen en las organizaciones vecinales de este tipo su único sustento. Este es un número provisorio porque hay muchos de estos centros de alimentación que no han cumplido con registrarse, por lo que la cifra podría variar considerablemente.
¿Qué piden los
representantes de las ollas comunes?
Que las declaren en emergencia alimentaria, que les aumenten el presupuesto en
el 2022, que se les incluya en la estrategia de hambre cero y que se le dé un
nuevo enfoque y mayor volumen de recuperación a los alimentos que día a día se
desechan en terminales y mercados de abasto, para que estos productos vayan a
reforzar esas instancias de asistencia ciudadana.
Una estrategia de
sobrevivencia que ha logrado paliar los efectos de anteriores crisis económicas,
desempleo masivo e incluso enfrentar los efectos de desastres, puede muy bien
ser ahora una articuladora de las intervenciones mucho más integrales del
Estado para rebajar los efectos de la pandemia y contribuir a la recuperación
paulatina de los más pobres al aparato productivo, porque siguen estando más
propensos a sufrir los efectos del hambre y la desnutrición.
PUEDES VER: Villa María del
Triunfo: Minsa acude a vacunar contra la COVID-19 a integrantes de ollas
comunes
La seguridad alimentaria es un concepto más rico y complejo que existe cuando “todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable”, conceptualiza la FAO.