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jueves, 18 de noviembre de 2021

Clausuran negocios en plena crisis de pandemia en Carabayllo (II)

 

Clausuran negocios en plena crisis de pandemia en Carabayllo (II)

Pese a encontrarnos desplazándonos en un escenario de crisis sanitaria dentro de una crisis económica social, la municipalidad de Carabayllo ha iniciado una implacable contra los pequeños comerciantes a quienes les están clausurando sus  negocios y a la vez aplicándoles  elevadas multas que no se justifican

El hermano del alcalde de Carabayllo y candidato a la alcaldía pregona sin rubor alguno, “lo bueno debe continuar” y miren lo que ocurre, un tropel de llamado fiscalizadores en plena pandemia, le clausuran el negocio a un pequeño comerciante, acción desde su génesis nula de pleno derecho por cuanto la abusiva acción no ha cumplido con la notificación preventiva como lo señala la respectiva norma municipal.

Además, las notificaciones de clausura y elevada multa que aplica la municipalidad tienen que estar de acuerdo con lo que preceptúa la Ley Orgánica de Municipalidades, con la expedición de la ordenanza y el TUPA que establezca sanciones de naturaleza estrictamente legales y que requieren de la ratificación del Consejo provincial para su vigencia. Caso contrario deviene en ilegal.

Lo peor es que el alcalde de Carabayllo ha optado por la indiferencia, por el hacerse de la vista gorda antes los actos violentos de una logia de fiscalizadores que más parecen delincuentes que ingresan a los negocios sin tener en cuenta la grave crisis sanitaria que enfrentamos y cuyas consecuencias son la quiebra de centenares de negocios, la pérdida de sus trabajos de cientos de miles de trabajadores y el incremento de la informalidad con las graves consecuencias que significa.

Lo graves es que detrás de todos estos operativos violentos se esconde un grueso contrabando, el pretexto de hacer caja para cubrir la millonaria planilla de funcionarios reciclados de otros distritos no precisamente por ser eficientes.

¿Y los regidores dónde están? Que se recuerde, jamás hubo un tropel de regidores como el que actualmente maneja los iris y venires de nuestra tristísima actividad municipal, calculando tal vez que su presencia temporal en el municipio debe ser un medio para enriquecerse ilícitamente sin mucho esfuerzo. Los muy vivos saben sacar buen provecho de su privilegiada situación. Saben que haciéndose los cojudos tienen carta libre. Por ello no vacilan en vulnerar la ley.
En este marco y contexto el cuadro es siniestro por donde se le mire. Conserva todo lo pernicioso del presunto chiquero en que esta quedado convertido la municipalidad, expresión clara de la más repugnante castración del pensamiento. La desfachatez, el oportunismo, la mediocridad, la ineptitud, la inutilidad han terminado en valores. Esa parece ser la nueva moral.  El silencio por convivencia y no estornudar en el momento preciso, es sinónimo de complicidad y cobardía.