La masacre de Accomarca guarda el nombre del
congresista José Williams Zapata presidente del Congreso
Una crónica publicada que consideramos deber ser
leída y que no debemos olvidar, menos si en el Congreso se eligió como
presidente al congresista José Williams Zapata cuyo nombre nos trae al recuerdo
la masacre de Accomarca por miembros del Ejército peruano y que del total de
los responsables solo 10 fueron condenados a penas de entre escasos 10 y 25
años de cárcel. No esta demás señalar que en la matanza, se registraron 69
ejecuciones extrajudiciales, una veintena de los asesinados eran niños. Lo
ocurrido en Accomarca fue uno de los más graves casos de violaciones de
Derechos Humanos como lo da a entender la crónica elaborado por la Portal Wayka
que adjuntamos para su conocimiento y reflexión.
28
Oct, 2021 | Actualidad, Investigaciones
La declaración de uno de los
militares sentenciados por este caso evoca al actual congresista de Avanza País
y presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento, José Williams Zapata,
con el presunto encubrimiento en la matanza de Accomarca de 1985.
Por Álvaro Meneses
Luego de treinta y
seis años, uno de los episodios más sangrientos del conflicto armado interno
registra entre sus archivos al congresista de Avanza País y exjefe de la
Operación Chavín de Huántar, José Williams Zapata: la matanza de Accomarca,
ejecutada el 14 de agosto de 1985 por una patrulla militar que estuvo bajo su
mando y donde asesinaron a 69 comuneros entre ancianos, mujeres y niños, según
el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
Esa matanza, hasta
la fecha, la recuerda con el mismo terror Celestino Baldeon, presidente de la
Asociación de Familiares Afectados por la Violencia Política del distrito de
Accomarca (AFAVPDA). “Parece que fue hace poco, pero pasaron 36 años. ¿Cómo es
posible que un militar entrenado y armado mate a campesinos quechuahablantes?
¿Cómo un niño de 3 meses de nacido sería terrorista? Este dolor no sale de mi
corazón”, rememora Celestino.
Dos instancias del
Poder Judicial no encontraron pruebas suficientes para condenar a José Williams
Zapata por la matanza de Accomarca; pese a eso, Wayka reconstruye los hechos y
expone uno de los testimonios que no fue valorado durante el juicio, pero que
podría vincular al también vocero de Avanza País con el presunto encubrimiento
de esas ejecuciones extrajudiciales.
Plan Huancayoc
Era la primera
semana de agosto de 1985, cuando el Ejército concluyó que una “escuela popular”
de Sendero Luminoso, dedicada a adoctrinar y entrenar militarmente a sus
columnas terroristas, funcionaba cerca a la Quebrada de Huancayoc, en el
distrito de Accomarca, de la provincia de Vilcashuamán, Ayacucho. Con el
objetivo de “capturar y/o destruir a los terroristas” asentados en esa zona, el
general de Brigada EP Wilfredo Mori Orzo ordenó elaborar una estrategia de
ataque.
Así nació el «Plan
de operaciones Huancayoc», elaborado por el teniente coronel de Infantería
Carlos Delgado Medina, y expuesto en una reunión ante el jefe de la base de
Contraguerrillas de Vilcashuamán, Helber Gálvez Fernández; el Mayor de
Infantería y jefe de la Compañía de élite Lince, José Williams Zapata; el
teniente de Artillería Juan Manuel Rivera Rondón, y el subteniente Telmo
Hurtado Hurtado.
En esa reunión se
designó el plan Huancayoc a 4 patrullas: una de la Base Contraguerrillas de
Vilcashuamán, otra de la Base Contraguerrillas de San Pedro de Hualla y las
patrullas 6 y 7 de la Compañía de élite Lince. José Williams Zapata, entonces
jefe de la Compañía Lince, era el superior de las últimas dos patrullas
incluidas en el plan.
Los detalles de esa
reunión se conocieron recién 27 años después, a mediados de 2012, con la
confesión del entonces jefe de la Compañía Lince 7, Telmo Hurtado ante los
tribunales. Uno de los participantes de esa junta, según confesó Hurtado,
preguntó si debería considerarse terrorista a cualquier poblador que encuentren
en la Quebrada de Huancayoc. El jefe de la base de Contraguerrillas de
Vilcashuamán Helber Gálvez habría dicho que sí, según el delator. El informe de
la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) también cita esta escena en su
tomo VII sobre las ejecuciones extrajudiciales en Accomarca.
Telmo Hurtado
también confesó que entre marzo y abril de 1985, en una reunión con los jefes
de las compañías Lince varios meses antes de la elaboración del plan operativo
Huancayoc, José Williams Zapata habría ordenado no “dar cuenta por escrito de
las bajas terroristas en toda operación militar, sino de forma verbal” para
“evitar denuncias de los familiares de las víctimas, tal como venía ocurriendo
en Argentina, luego de la dictadura militar”.
Para Carlos Rivera
Paz, abogado del Instituto de Defensa Legal (IDL) que patrocinó a las víctimas de
la masacre de Accomarca, esa confesión de Telmo Hurtado contra Williams Zapata
sugiere el presunto delito de encubrimiento. “Eso no lo vincula directamente
con la orden del asesinato, pero sí lo vincularía con el ocultamiento de la
masacre, con el delito de encubrimiento”, explica Rivera a Wayka.
“Lamentablemente, en
2005, cuando se reinicia el juicio, esa parte de la historia no se conocía. Eso
se conoce cuando Telmo Hurtado declara en 2012 y ya el juicio había avanzado y
las imputaciones estaban planteadas. Durante el juicio ya no se podían plantear
nuevas acusaciones y no había entonces una acusación por encubrimiento del
crimen”, agrega el abogado del IDL.
Por tal motivo, en
setiembre de 2016 el Poder Judicial absolvió a Williams Zapata del caso
Accomarca por falta de pruebas que demuestren su autoría mediata en las
ejecuciones extrajudiciales. Sin embargo, si la declaración de Telmo Hurtado se
hubiera dado antes de iniciarse el juicio oral y se hubiera abierto un proceso
por el supuesto delito de encubrimiento, la situación jurídica del militar en
retiro y actual legislador, sería diferente.
Desde su despacho
parlamentario, el congresista José Williams respondió a Wayka para este
reportaje: “El mismo Telmo Hurtado, ante una pregunta de un abogado y del
fiscal, afirmó que eso (la orden de no dar cuenta de las bajas) no era cierto,
que yo no dispuse tal cosa. Y eso fue confirmado por los militares de la
compañía Lince. Asimismo, se presentaron como pruebas, partes de operaciones
que sí daban cuenta de las bajas, lo que evidencia que sí se reportaron bajas».
«Esa información y
otras ofrecidas por testigos e inculpados, probaron que no había participado ni
en el planeamiento, ni en la conducción de la operación en cuestión. Y luego de
un largo juicio oral de 5 años, por un hecho ocurrido 30 años antes, fui
absuelto por unanimidad, o sea por los 3 jueces de la sala Superior. En la Sala
Suprema también fue ratificada mi absolución e inocencia, con lo cual se
archivó el caso definitivamente», agregó Williams Zapata en su defensa.
El abogado Carlos
Rivera, en cambio, sostiene una versión distinta a la ofrecida por el
congresista de Avanza País. “Luego de perpetrado el crimen, elaboran unos
partes en los que no dan cuenta de las bajas, solo dan cuenta del hallazgo de
propaganda subversiva. ¿Por qué no consignaron las bajas de 69 personas? Porque
alguien se los ordenó”, concluyó el abogado de los deudos de la masacre de
Accomarca.
Los hechos
Con el plan
operativo definido, la masacre de Accomarca inició alrededor de las 6:30 a.m
del 14 de agosto de 1985, cuando la patrulla Lince 7, a cargo del subteniente
Telmo Hurtado, llegó a la Quebrada de Huancayoc. Los militares irrumpieron la
choza de la campesina Emilia Chuchón Teccsi: ejecutaron a su padre José Chuchón
Janampa (65) y a su madrastra María Baldeón Reza (54). Replicaron el acto en
varias chozas más.
De acuerdo a la CVR,
en una zona conocida como Hatunpampa, “los hombres y las mujeres fueron
separados, siendo los hombres sometidos a maltratos y golpeados con la culata
de los fusiles”, mientras que “las mujeres habrían sido arrastradas hasta una
chacra que los testigos identifican porque había un árbol de molle, donde
habrían sido violadas sexualmente”.
Cerca de las 11 a.m,
los campesinos de esa zona de Accomarca intervenidos por los militares fueron
llevados a la casa del comunero César Gamboa de la Cruz, en el sector de
Apuspata. En el inmueble, Telmo Hurtado ordenó disparar a quemarropa contra
todos para después sellar la masacre con una granada. No quedó rastro de vida,
solo una choza incendiándose.
A mitad del camino
de regreso, la patrulla vio a lo lejos a una anciana, identificada
posteriormente como Juliana Baldeón García (80), que intentaba apagar el
incendio de la casa donde los campesinos de Accomarca fueron ejecutados. Dos
agentes de la compañía Lince 7 la alcanzaron y la asesinaron.
El 15 de agosto de
ese mismo año, según la CVR, Telmo Hurtado llegó a la Base Contraguerrillas de
Vilcashuamán y le dijo a sus superiores que “únicamente se había intervenido
una escuela popular y no se había producido ningún enfrentamiento o hecho
violento”. Tal como lo habría ordenado José Williams Zapata, según confesó
Hurtado, al final de esa operación no se reportaron muertos.
Desde el distrito de
Accomarca, con el fermentado sabor que deja la impunidad treinta y seis años
después, Celestino Baldeón, hijo de una de las mujeres asesinadas en esa
matanza, exclama: “Ese señor (José Williams) que llevó a los militares para
matar a nuestra gente ahora está en el Congreso de la República. No tenía que
salir librado, debió ser castigado por mandar a matar a campesinos que no
estaban armados. Es un daño que nunca vamos a olvidar”.