1.
Destruir la imagen positiva del presidente
Pedro Castillo y su entorno con el único objetivo de demolerlo de a poco, para al
final demostrar que es incapaz de gobernar el país. Luego vacarlo.
2.
Ese objetivo se provocará con las armas más insospechadas y a
veces recurriendo a argumentos muy poco éticos como el puesto en práctica
contra el Premier Guido Bellido a quien se le acusa de agresión verbal.
3.
Ajeno totalmente a la ética, lo que
se trata es de poner en práctica competencias difamatorias y ejecución a través
de feroces campañas difamatorias como el puesto en practica por el Diario
Comercio.
4.
Toda demolición lenta consiste en causar
en el enemigo escaramuzas, obligarlo a definirse en temas conflictivos, desgastarlo
en marchas forzadas, empujarlo a exponerse para así explotar sus debilidades y
fallas.
5.
De lo que se trata es de llevarlo a
la batalla decisiva débil, cansado, mal equipado. El objetivo es claro,
demolerlo. La consigna: miente, miente, miente y miente que algo queda.
La ultra derecha y los grupos de poder económico de poder no se resignan ni se resignarán por haber perdido el control del poder y continuarán petardeando al gobierno del presidente Pedro Castillo para someterlo y ponerlo a su servicio y si se resiste, vacarlo. Su reacción no debe sorprendernos porque así lo hicieron saboteando el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, de Fernando Belaunde Terry, en su primer gobierno, del General Juan Velasco Alvarado, y ahora su objetivo, el presidente Pedro Castillo.
Por otro lado, no está demás señalar, la ultra derecha nunca le ha ganado a nadie, y cada vez que participan en un proceso electoral, el candidato que apoyan, como ocurrió con la chiKa, termina perdiendo, sin embargo, son expertos moviendo las fichas del poder, sembrando miedo, capturando presidentes y hasta mayorías congresales.