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domingo, 13 de marzo de 2022

¿por qué quieren ser alcalde…? ¿amor al chancho o a los chicharrones? (I)

 

¿por qué quieren ser alcalde…? ¿amor al chancho o a los chicharrones? (I)

¿Por qué quieren ser alcalde o gobernador? ¿Amor al pueblo? ¿Podemos en verdad creer que a los candidatos les importa el distrito, la provincia, la región, o el país? Definitivamente que no. Entonces, ¿por qué quieren ser alcalde, gobernador, o presidente? Es obvio, ganar dinero pues ser autoridad es una profesión que no se estudia y es rentable.

¿Cuánto invierte un candidato? ¿Cuánto recupera y en qué tiempo? Es de suponer que si invierte es para obtener considerables ganancias. ¿Es casi Imposible imaginar a un empresario candidateando o apoyando a un candidato por amor al país?

¿Cuántos de los políticos que aspiran a ser alcalde estarían dispuestos a dar su vida por los ideales que dicen defender? ¿Cuántos de los que aspiran ser alcalde han hecho de la política un servicio?

¿Cuánto invierte un candidato para postular a un cargo público? ¿cuánto recupera y en qué tiempo? Es obvio. Si invierte es para obtener considerables ganancias. ¿Es imposible imaginar a un empresario candidateando o apoyando a un candidato para no recuperar su inversión? Invertir en política se ha convertido en un excelente negocio mas rentable que la coca.

Sin embargo, escribía un columnista, a pesar de este sombrío panorama, todavía sobreviven algunos raros ejemplares de esta especie en extinción: algunos abnegados políticos que buscan resolver los grandes problemas nacionales y que piensan con Hannah Arendt que "nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político."

La noble actividad política, como ejercicio ciudadano al servicio de la comunidad, está desapareciendo o ha desaparecido en nuestro medio. Qué distante la práctica política actual de aquella que Aristóteles concebía: el ciudadano debía participar en la civis, en la ciudad, en el Estado, y éste debía procurar la felicidad del pueblo, es decir, la política como ejercicio del bien común. La política como servicio.

Por el contrario, la actividad política se ha convertido hoy en un mezquino comercio. Como diría Maquiavelo al referirse a la maldad del hombre: yo no la he inventado, solo revisemos la historia para ver esa maldad. Así, basta echar hoy una mirada para tener la certeza que la política es, efectivamente, un lucrativo negocio.

¿Qué pensarían José Martí, Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui, Luis de la Puente, Ernesto Che Guevara, César Vallejo, Salvador Allende, Camilo Torres, César Augusto Sandino, Martin Luther King y Nelson Mandela, entre otros, sobre esta perversión de la práctica política?