candidatos a la
alcaldía de Carabayllo: explosión de candidatos
No cabe ninguna duda, estos nuevos aspirantes se han convertido
en todo un estandarte de la inconformidad de los ciudadanos, su curiosa
participación está causando más de una preocupación. Son un problema,
participan no pensando en la población sino en cómo lograr beneficiarse del
poder a través de la alcaldía.
Ante esta
situación es de urgente necesidad desenmascarar a quienes han visto en la alcaldía
la oportunidad de ganar mucho dinero sin mucho esfuerzo.
¿Cuánto
invierte un candidato? ¿Cuánto recupera y en qué tiempo? Es de suponer que si
invierte es para obtener considerables ganancias. ¿Es casi Imposible imaginar a
un empresario candidateando o apoyando a un candidato por amor al país?
¿Cuántos
de los políticos que aspiran a ser alcalde estarían dispuestos a dar su vida
por los ideales que dicen defender? ¿Cuántos de los que aspiran ser alcalde han
hecho de la política un servicio?
¿Cuánto invierte un candidato para postular a un cargo público?
¿cuánto recupera y en qué tiempo? Es obvio. Si invierte es para obtener
considerables ganancias. ¿Es imposible imaginar a un empresario candidateando o
apoyando a un candidato para no recuperar su inversión? Invertir en política se
ha convertido en un excelente negocio mas rentable que la coca.
Sin embargo, escribía un columnista, a pesar de este sombrío
panorama, todavía sobreviven algunos raros ejemplares de esta especie en
extinción: algunos abnegados políticos que buscan resolver los grandes
problemas nacionales y que piensan con Hannah Arendt que "nadie puede ser
feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la
experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o
libre sin implicarse y formar parte del poder político."
La
noble actividad política, como ejercicio ciudadano al servicio de la comunidad,
está desapareciendo o ha desaparecido en nuestro medio. Qué distante la
práctica política actual de aquella que Aristóteles concebía: el ciudadano
debía participar en la civis, en la ciudad, en el Estado, y éste debía procurar
la felicidad del pueblo, es decir, la política como ejercicio del bien común.
La política como servicio.
Por
el contrario, la actividad política se ha convertido hoy en un mezquino
comercio. Como diría Maquiavelo al referirse a la maldad del hombre: yo no la
he inventado, solo revisemos la historia para ver esa maldad. Así, basta echar
hoy una mirada para tener la certeza que la política es, efectivamente, un
lucrativo negocio.
¿Qué
pensarían José Martí, Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui, Luis de la
Puente, Ernesto Che Guevara, César Vallejo, Salvador Allende, Camilo Torres,
César Augusto Sandino, Martin Luther King y Nelson Mandela, entre otros, sobre
esta perversión de la práctica política?