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domingo, 15 de agosto de 2021

DÍA DEL NIÑO NADA QUE CELEBRAR Y MUCHO QUE LAMENTAR PORQUE LE FALLAMOS

 

Dia del niño ¿Cuál niño?
Los niños cuyo cuerpo son obligados a llevar una vida adulta:
Los que venden caramelos en un paradero de carros,
Los cargadores de frutas en los mercados,
Los que se levantan a las 3 de la mañana para ir a trabajar al campo,
Las que se quedan en casa cuidando a los hermanos, cocinando para ellos,
Los de zonas de extrema pobreza como Huancavelica, Huánuco y Puno.


Hoy domingo 15 de agosto se celebre el Dia del Niño en el Perú y la conclusión es que no hay nada que celebrar y nosotros los adultos debemos sentirnos culpables por haberles fallado y continuamos y por habernos insensibilizado ante su terrible realidad.

Los niños pobres que tienen su vivienda sobre pircas asentada en la falda de los cerros sin los servicios elementales, ven el día del niño como un día más sufrimiento de su penosa existencia, porque nacieron en la pobreza, porque la pobreza transcurre en ellos día a día y noche a noche y porque la pobreza los aplasta, los enferma, lo aniquila.

Mantener así a los niños pobres constituye uno de los mayores delitos sociales, porque ellos son también hijos de este pedazo de tierra llamado Perú y quienes lo administran, quienes se enriquecen ilícitamente con los fondos del Estado, están obligados a darle vitalidad, a darle alegría, a cultivar en ellos la justicia y la solidaridad.

Pero no ocurre. Sin embargo, los gobiernos de turno y las clases pudientes, si celebran el día del niño con espectaculares Show; con festín de regalos, exhibicionismo, vanidad, etc. Y cuando finaliza la risa, la música y los cánticos, los niños pobres continúan vagando por las calles, arrastrando su miseria, arrastrando su dolor con sus cuerpecitos débiles y sus miradas vagas.

El niño pobre continuara siendo la víctima inocente de un sociedad hipócrita e insensible y cuando crezca recordará que no tuvo una satisfacción, que no tuvo amparo, recordará la porquería que fueron sus autoridades, recordará que los dejaron que continúen en su papel de recicladores, de vendedores de caramelos a pesar de su solo 4 o 5 años de edad y 12 horas de jornada laboral. Y con esos recuerdos y con razón, terminaran alineándose en el pandillaje, delincuencia y drogadicción.

En este escenario por donde se desplaza el niño pobre no anidara en su corazón y en su mente nada que la haga recordar una manifestación de amor, de protección, de amparo. El niño pobre y marginado crecerá indiferente, porque la sociedad, sus autoridades no les dio amor, les dio solamente egoísmo, apariencia y falsedad. Al final, este niño crecerá vació de valores, de resentimiento.

El niño pobre mira como los hijos de los pudientes visten elegantes, con muchos cuidados, concurriendo a colegios exclusivos. Mira cómo se alimentan de manjares y están robustos y bien vestido, y compara su existencia de privaciones y conforme va desarrollando reflexiona en la injusticia, en la desigualdad. Entonces se preguntará ¿para qué mierda sirve el día del niño si todo va a continuar igual?

Estas complejas situaciones contribuyen a que los derechos de niños, niñas y adolescentes sean fácil y corrientemente vulnerados, privándoles del derecho a crecer en un ambiente sano y protegido, en el que pueda desarrollarse plenamente.