sábado, 7 de mayo de 2022

Congreso envía al tacho Reforma Universitaria: retornan las universidades truchas (II)

 

Congreso envía al tacho Reforma Universitaria: retornan las universidades truchas (II)

Es increíble que tengamos en el Congreso a sujetos  que no han dudado en ponerse al servicio de los intereses  de quienes  han hecho  de la educación superior sociedades con fines de lucro sin ningún tipo de control o criterios de calidad —al mejor estilo del fujimorismo de la década de los 90— dejando en claro quién es quién en el Congreso,  al devolverle a los a los empresarios de la educación la herramienta de hacer dinero fácil que no deberían hacerlo.. Definitivamente un retroceso histórico como lo da a entender la nota publicada por el Diario La República que adjuntamos para su conocimiento y difusión.

POCA INSTITUCIONALIDAD

LA REPUBLICA                                                                                                               07 May 2022Actualizado el 07 de Mayo 2022 | 6:35 h

El ataque a la reforma educativa muestra la debilidad estructural del Estado.

Bastaron 39 votos para tirar por la borda lo avanzado en materia educativa en esta década. Se unieron los intereses políticos con los económicos y se logró una precaria mayoría —integrada por grupos que aseguran tener ideologías antagónicas— para derruir de un tirón la institucionalidad democrática construida en estos años y volver al negocio y al vil metal.

Las organizaciones afectadas podrían no ser perfectas, pero nos alejaron por un tiempo de las universidades de fachada o de las públicas sin un céntimo para mejorar algo de infraestructura o pagarles algo mejor a los profesores.

Ahora, con una Sunedu como remedo de la Asamblea de Rectores, vuelve nuevamente el peligro de que lo central sea preservar el negocio y que el alumno sea la última rueda del coche y que el resultado de su formación sea un título que no valga nada, por la poca rigurosidad de quien lo concede. Para muestra, las maestrías de pacotilla que aprueban trabajos plagados de falsificaciones.

También la salida del Minedu de la ecuación de la calidad educativa pone en peligro la dotación de financiamiento para la universidad pública que languideció por décadas, sin contar con el dinero suficiente para ninguna reforma porque el Estado no realizaba los aportes necesarios para fortalecer la educación estatal.

Los 39 votos emitidos se impusieron a la voluntad expresada por las centros de educación superior públicos y privados y los gremios de profesores y estudiantes que, una y otra vez, defendieron la institucionalidad y no se dejaron seducir por los cantos de sirena de la autonomía y la independencia. Ambas ya están garantizadas constitucionalmente y existen disposiciones que velan por su continuidad. No estaban en peligro y eso ha quedado claro para la ciudadanía que ha entendido el zarpazo como una acción dirigida por los intereses particulares de los dueños del “negocio” educativo.

Ha hecho bien el Ejecutivo en anunciar que no está de acuerdo con lo aprobado por el Legislativo y que no lo promulgará. El Congreso ha demostrado el porqué de su popularidad por los suelos y la inexistente vinculación de los congresistas con sus votantes. El camino que seguirá la iniciativa parlamentaria es incierto. Hay una movilización ciudadana para elevar su aprobación a un referéndum, pero el Parlamento aún cuenta con el voto por insistencia.

Es muy lamentable que el poder de dar leyes sirva para dañar lo poco que se ha logrado construir en pro de la educación.

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