jueves, 19 de mayo de 2022

Carabayllo no tiene candidato a la alcaldía: No existen adhesiones a ideas, programas o propuestas de gobierno, sino el más descarado oportunismo"

 

Carabayllo no tiene candidato a la alcaldía: No existen adhesiones a ideas, programas o propuestas de gobierno, sino el más descarado oportunismo” **

Podemos pensar que los alcaldes de ahora son más corruptos que los de antes. Imposible probar. Pero existen alcaldes como el condenado y fugitivo ex alcalde Rafael Álvarez probablemente más ‘brutos’ para esconder sus fechorías. Pero eso no lo hace peor a otros de triste recordatorio. Al final, son caimanes del mismo pozo. Están como candidatos a la alcaldía no por amor a Carabayllo, están por que actualmente el ser alcalde se ha convertido en un rentable negocio. Como lo señala Rospigliosi, “No existen adhesiones a ideas, programas o propuestas de gobierno, sino el más descarado oportunismo”.

Como lo comentábamos en una anterior crónica, cuando “un alcalde” llega a la municipalidad no lo hace solo, lo acompañan una horda que más parece una manada de chacales dispuestos a devorarse de la forma que fuese el presupuesto municipal como si se tratara de una presa de la cual podían disponer a su regalado gusto.

Es así como, con guion paranoico y libreto esquizofrénico, una vez elegidos juramentan por Dios y la Patria.
Sin embargo, pese a que el cargo de alcalde es una responsabilidad que delega la elección popular, de allí a ser eficientes y que le tomen el pulso a la problemática distrital, la totalidad están muy alejados de serlo.
Lamentablemente, la realidad, la verdadera cara de este amorfo conglomerado que con el voto popular se hacen del poder, terminan convirtiendo a la municipalidad en el botín, en la mamadera del cual nunca quisieran desprenderse pese a su mediocridad.
Lo peor es que, quienes fungen de alcalde se rodean de personajes corruptos e incapaces que callan a cuatro voces para no perder las asignaturas que de una u otra forma les conviene.

Lo grave es que, no hay mejor forma para describir a esa innombrable logia y lo menos que se puede decirse de ellos es que son de una ignorancia sólo conocida entre los ya extintos pobres diablos. Vaya sorpresa deforme de la que no nos salvaremos.

Lima y distritos se merece un buen alcalde. No un candidato que cada 4 años postula por un partido a la que después renuncia no por razones ideológica doctrinarias, para luego lanzarse como candidata por otro partido a la que también renuncia para arrodillarse al probable ganador.

La conducta asumida por estos infelices es oportunismo poniendo una vez más en evidencia hasta qué grado ha llegado el estado de putrefacción nuestra llamada clase política.



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