lunes, 18 de octubre de 2021

Olla común las casuarinas un ejemplo que los candidatos de Carabayllo y Comas deben de aprender

Ollas comunes: una lección de solidaridad que candidatos de Carabayllo y Comas deben aprender

La moneda tiene dos caras y siempre una crisis trae consigo una oportunidad  sin colores políticos y con mucho corazón: las ollas comunes para combatir el hambre en medio de la pandemia. 

No cabe ninguna duda, las ollas comunes son hoy el reflejo de un país más pobre de lo que imaginamos, pero al mismo tiempo las ollas comunes son ejemplo de la lucha de un pueblo que unido, es capaz de organizarse por sí solo en la adversidad de su propia historia.

Es evidente, que quienes buscan convertirse en autoridades no lo entiendan o simplemente les importa un carajo. Pues resulta increíble que en un escenario de crisis sanitaria dentro de una crisis económica, social y política existan personajes que derrochan  cientos de miles de soles en promover sus candidaturas: muros, paredes pintadas y sembrado de costosas gigantografías ubicado estratégicamente en todo el distrito en particular en la falda de los cerros cuyas viviendas están asentadas sobre pircas sin los servicios elementales de agua y desagüe,  con niños que se van a la cama con el estómago vacío por que la pandemia dejo a sus padres sin trabajo.

¿Cuántos niños se podrían alimentar con la millonada gastada en promover  candidaturas a la alcaldía?

Claro. Es cierto. Como los niños no votan,  al diablo con ellos,  es  el mensaje  de candidatos para quienes es mucho mas importante invertir  una millonada en campaña camino a la alcaldía pese a tener su residencia en distritos residenciales..


Nos hubiera gustado  que estos insensibles candidatos y sus hijos  vivan tan solo  una semana en la falda de los cerros de los AA HH para que comprueben en carne propia como los niños de las zonas marginales, no viven en el sentido exacto del término.


Sabrían estos insensibles candidatos que los niños pobres ven el día como un día de más sufrimiento en su penosa existencia, porque nacieron en la pobreza, porque la pobreza transcurre en ellos día a día y noche a noche, porque la pobreza los aplasta, los enferma, lo aniquila. 

Mantener así a los niños pobres es un cargo de conciencia, porque ellos son también hijos de este pedazo de tierra llamado Carabayllo y Comas y quienes pretenden llegar a la alcaldía están obligados a demostrar sensibilidad que significaría darle alegría,  practicar en ellos la justicia y la solidaridad.


Insensibilidad de quienes destinan gruesas sumas de dinero para banquetes y chupetas, en millonarias campañas de proselitismo político, etc, etc. Y para los niños pobres ni siquiera las migajas, pero si abundante demagogia.


En este marco y contexto, el niño pobre es la víctima inocente que cuando sea adolescente recordará que no tuvo una satisfacción, que no tuvo amparo, recordará la porquería que fueron sus autoridades, recordará que los dejaron que continúen en su papel de recicladores, de vendedores de caramelos a pesar de su solo 4 o 5 años de edad y 12 horas de jornada laboral. Con esos recuerdos, estos niños pobres con razón se alinearán bien en el pandillaje, delincuencia o  drogadicción.


El niño pobre, no anidara en su corazón, ni en su mente, nada que la haga recordar una manifestación de amor, de protección, de amparo. El niño pobre y marginado crecerá indiferente, porque la sociedad, sus autoridades no les dieron amor, le dieron solamente egoísmo, apariencia y falsedad. Este niño crecerá vació de valores, crecerá resentido social..

 

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