jueves, 30 de septiembre de 2021

El ocaso del candidato Pablo Mendoza de Carabayllo

 

El ocaso del candidato Pablo Mendoza de Carabayllo

Escribía Don Cesar Hildebrandt: “En el Perú la política, por lo general, se ha convertido en el premio consuelo de la estupidez. Si en todo te ha ido mal, si tu vida se parece a una maleta vacía y eres un personero del fracaso, siempre podrás ir a la Onpe, comprar tu kit, llenarlo con firmas de otros sonámbulos e inscribirte. Con lo que en tu hoja de vida resplandecerá el renglón de “ex candidato….”, que es una profesión que no se estudia pero que rinde y suena”.

Los especialistas coinciden en que los requerimientos para competir además de los resultados de quienes ganaron, contribuyeron a que candidatos como Don Pablo Mendoza dejen de ser vistos como una alternativa coherente en el actual proceso electoral al confundir fantasía con realidad, insistiendo en el en el error de creer que una elección se gana tan solo deseándolo, sin darse cuenta que el camino al infierno este empedrado de buenas intenciones.

Lo que ocurre es que existen cadáveres políticos  que se niegan a morir y no entienden o no quieren entender que las batallas no siempre son ganadas por los más fuertes sino por quienes usan sus fortalezas para aprovechar las oportunidades que se le presentan y son perdidas por los que dejan que sus rivales los golpeen en sus puntos débiles.

La guerra en política es una guerra de imagen, gana quien logra meterse en el cerebro de los electores. El único campo de batalla verdadero es la mente de los electores. No existe otra.

Por su puesto, Don Pablo tiene todo el derecho de soñar, pero cuando los sueños no se hacen realidad se quedan en sueño. Y eso es lo que ocurre con el mencionado candidato al Oscar del fracaso.

Claro. Es cierto. En política los cadáveres resucitan. Sin embargo, existen candidatos cadáveres sin ninguna posibilidad de resucitar.

No cabe ninguna duda, Carabayllo se ha convertido en el mejor escenario para el lanzamiento de candidatos que creen que Carabayllo es una inmensa carpa de circo en la creencia de que quienes asisten a la función son unos perfectos idiotas que están para bufas operetas de circo provinciano. No se dan cuenta que su discurso es mediocre, sin ideología ni contenido doctrinario que valga la pena reconocer.

Lo que pasa es que a algunos candidatos les gusta jugar con las expectativas del pueblo. Interpretan el momento político desde sus intereses electoreros. “Dizque que es necesario construir un nuevo espacio político, pero, se refugian en el espacio del administrador de turno, no para luchar. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario