"El fujimorismo y los empresarios corruptos no solo tienen como meta recuperar el poder perdido a partir de la vacancia del presidente Pedro Castillo, sino que muchos, como Keiko, están inmersos en casos judiciales por corrupción. Si no logran recuperar el poder hoy desplazados por Castillo, la justicia les va a llegar y los va a condenar a prisión, por corrupción, lavado de activos y por ser parte de una organización criminal".
Rechazamos todo tipo de violencia venga de donde venga por lo que de comprobarse la denuncia de agresión verbal contra la congresista Patricia Chirinos, el congresista Guido Bellido debe ser sancionado.
Pero, tengo mis dudas sobre lo ocurrido contra la mencionada congresista. Por que si en verdad ocurrió lo que manifiesta la congresista (ex militante de la organizacion "Chimpum Callao" cuyos directivos fueron procesados por actos de corrupción) ¿Por qué la congresista Patricia Chirinos espero tanto tiempo
para hacer la denuncia? ¿Por qué no lo hizo en el momento que ocurrió la mencionada agresión?
Es
evidente que la demora en hacer la denuncia ha generado más de una suspicacia, sobre todo, si partimos de la consideración que la agresión se dio en un escenario en la
que se ha puesto en marcha una campaña
de demolición contra el presidente Pedro Castillo con el propósito de declararlo
incapaz para gobernar el pais y así, acto seguido, vacarlo y que no tiene por llamarnos la atención
tratándose de la ultraderecha y empresarios mafiosos y en alianza estratégica con la organizacion criminal que lidera la chiKa, temerosos de perder los privilegios del 'que vienen disfrutando desde el reinado del ladrón y asesino Alberto Fujimori.
Nos hubiera gustado ver a una Patricia Chirinos indignada, brutalmente dura como lo es con el premier Bellido, o contra las agresiones que fueron victimas decenas de periodistas mujeres brutalmente agredidos por ejercer su derecho ha expresarse libremente. No hemos escuchado tanta ira contra un ministro por el solo hecho de ser parte de una gestión que expresa el sentir de millones de peruanos.
Para nuestra desgracia, ese es el hampa política que busca a toda costa recuperar el poder político perdido para continuar blindando delincuentes Cuello Blanco, empresarios corruptos y a la vez evitar terminar presos por los delitos de corrupción y lavado de activos.
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PERUANA PARA DERROCAR A PEDRO CASTILLO
El gobierno, con apenas un mes de gestión, está en
la mira de los sectores de la ultraderecha que, por todos los medios, intentan
desestabilizarlo.
Por Redacción La tinta
La situación política e institucional en Perú es
por demás de frágil. Aunque el presidente y líder campesino Pedro Castillo fue
designado al frente del Ejecutivo, desde los sectores de derecha (que tienen
mayoría en el Parlamento), los grandes medios de comunicación y los poderosos
empresarios del país, están decididos a que el gobierno electo por una mínima
mayoría no llegue a buen puerto.
El próximo jueves, el gabinete ministerial deberá
comparecer ante el pleno del Congreso para recibir la ratificación en el
nombramiento de los y las ministras. Pero antes de que esto suceda, la
arremetida derechista forzó la renuncia del canciller designado, Héctor Béjar,
un reconocido dirigente de la izquierda peruana. Béjar puso en palabras algo
que cruza no solo a Perú, sino a todo el continente latinoamericano: la
complicidad de las fuerzas armadas en el terrorismo de Estado. En este caso, el
ahora malogrado canciller había dicho el 15 de agosto, en un programa
televisivo y antes de asumir el cargo, que “el terrorismo en el Perú lo inició
la Marina y eso se puede demostrar históricamente”. En apenas unos días, Béjar
fue demonizado y, bajo la presión de la Marina de Guerra, tuvo que presentar su
renuncia.
Ante este panorama, el domingo pasado, la
Articulación Continental de Movimientos Sociales y Populares hacia el ALBA
(ALBA Movimientos) difundió una declaración en la que alertó sobre “un golpe de
Estado en marcha” en Perú. Desde la plataforma, aseguraron que esta estrategia
golpista comenzó “el mismo día de la victoria” de Castillo.
Imagen: Marcha de la derecha peruana contra el
gobierno / CNN
En el comunicado, también remarcaron que la derecha
del país desconoce “a las mayorías populares”, además de puntualizar que los
planes desestabilizadores tienen “como centro el Congreso, dominado por las
derechas, que ha presentado el ‘récord Guinness’ de 19 mociones para cuestionar
a siete ministros en apenas 15 días de gobierno”.
En diálogo con La tinta, José Carlos Llerena,
miembro de la Coordinación Política de ALBA Movimientos, sintetizó que la
derecha peruana “ofrece golpe y desestabilización”. Desde Perú, el referente
social explicó los planes desestabilizadores no comenzaron con la proclamación
de Castillo como mandatario, sino con anterioridad. Como ejemplo, recordó el
sábado 5 de junio, un día antes de la segunda vuelta electoral, “los bancos y
centros comerciales de los principales grupos empresariales, que son de las
familias de la oligarquía peruana que dominan los distintos estamentos del
Estado peruano desde hace más de 200 años, desplegaron una estrategia de
terrorismo mediático y económico, poniendo maderas en los vidrios de esos
lugares, porque decían que al día siguiente de las elecciones iba a haber un
estallido social, saqueos”.
Para Llerena, la derecha de Perú impulsa “distintos
tipos de tácticas golpistas”. La primera fueron los intentos de invalidar los
resultados del balotaje, plan “gestionado por el fujimorismo” con el apoyo “de
los principales estudios de abogados de Lima”. Con “argucias legales,
intentaron invalidar el voto de millones de peruanos y peruanas de las
distintas regiones del país, donde Pedro Castillo tiene mucha aceptación y
opinión favorable, como lo son justamente los territorios donde están nuestros
pueblos originarios”, señaló Llerena.
En paralelo, según el análisis del integrante de
ALBA Movimientos, “se dieron algunas tentativas de que las Fuerzas Armadas
intervengan”, a pesar de que la Constitución prohíbe a las fuerzas castrenses
intervenir en la política institucional.
Seguido a esto, “se comenzó a fabricar, y hasta el
día de hoy lo vemos en ciernes y activo, un flanco de ataque de un golpe
parlamentario”. Aunque Perú Libre tiene la mayoría de congresistas, los
partidos de derecha, en total, tienen el control del Poder Legislativo. Este
escenario se complejiza por el hecho de que el país “viene de una crisis
política profunda desde 2017, donde las tensiones entre los poderes Legislativo
y Ejecutivo han sido trascendentales para la coyuntura nacional”, indicó
Llerena.
“Por ejemplo, la oligarquía tiene la dirección del
Parlamento y de las principales comisiones del Congreso, como la
Constitucional, que es fundamental, porque la principal propuesta de Castillo,
y que serviría para aliviar y darle una solución a esta convergencia de crisis
que padece el país, es la Asamblea Constituyente”, ejemplificó el activista.
Llerena detalló que otra de las tácticas es el
“terrorismo mediático”, algo por demás de conocido en América Latina. Los
medios concentrados, propiedad de las grandes familias peruanas, “adjudican
cualquier mala noticia, o aparentemente perjudicial para la gente, con el
gobierno de Pedro Castillo”. Como ejemplo, señaló que aumento del precio del
dólar o del petróleo, hechos que dependen “de factores internacionales, pero en
los medios se lo liga al gobierno”. A esto, se suma, según Llerena, el
“terrorismo económico”. En otro ejemplo, el referente social contó que Alicorp,
un conglomerado de las principales empresas del país que dependen del poderoso
Grupo Romero y que concentra la distribución de aceite y de productos de
primera necesidad, subió “de forma unilateral sus precios para que esto genere
desazón y zozobra en la gente, y se lo adjudican, nuevamente, al gobierno de
Pedro Castillo”.
Al referirse a la renuncia forzada de Héctor Béjar
como titular de la Cancillería, Llerena expresó que lo sucedido demuestra que
“la oligarquía peruana no solo apela a tácticas golpistas no convencionales,
sino que también opta por las convencionales, las que ya conocemos desde la
década de 1970, como son los golpes militares propiamente dicho”. “La renuncia
de Béjar se dio por amenazas directas de la Marina de Guerra de Perú junto a
las oligarquías que aprietan al gobierno, a partir de unas declaraciones antiguas,
y que están totalmente respaldadas académica e historiográficamente –aseguró-.
A partir de ese caso manoseado, sacado de contexto, la Marina de Guerra saca a
este ministro, que no es solo un canciller, con toda la relevancia geopolítica
que el puesto tiene, sino que la exclusión de Béjar es una manifestación del
camino hacia la vacancia presidencial que se quiere emprender contra Castillo”.
A menos de un mes iniciado el gobierno, el
presidente Castillo y sus votantes ya sufren las embestidas de una derecha que
se desespera ante las propuestas de redistribución de la riqueza, inclusión
social y restructuración fiscal del maestro de escuela rural. “La actitud de
los votantes de Castillo es de indignación y de denuncia –manifestó Llerena-.
Por eso, este jueves, va a haber una marcha masiva, que seguramente supere a
las marchas marginales de la derecha, que siguen el relato de otras derechas,
como la argentina, de salir a protestar por el reinicio de clases a pesar de
estar en pandemia y que Perú es el país con la mayor tasa de letalidad por la
COVID-19 a nivel mundial”.
Para el integrante de ALBA Movimientos, se espera
una “gran movilización a nivel nacional, que no se reduce a Lima y que no se
reduce tampoco a la izquierda, sino que van a participar los sectores plebeyos,
subalternos, que ven en el proyecto de Pedro Castillo las oportunidades para
que, luego de 200 años, Perú se gobierne para los peruanos, por los peruanos y
con los peruanos”.
—¿Qué peligros reales existen de una
desestabilización por parte de las Fuerzas Armadas?
—El peligro es real. En Perú, se están disputando
los privilegios de unas cuantas familias, que hace 200 años dominan en base a
la explotación del hombre por el hombre, y de la naturaleza también, para
saciar su apetito acumulador infinito. Frente a esto, hay un proyecto popular
que busca poner en primer lugar a los peruanos. De ahí viene la consigna de la
campaña “No más pobres en un país rico”. Dado el carácter popular y la firmeza
del proyecto político que representa Pedro Castillo y Perú Libre, liderado por
el médico Vladimir Cerrón, estamos en una guerra. Y las elecciones fueron una
evidencia de eso. La crisis y la polarización -dicho de otra manera: la lucha
de clases- es un escenario que está en función de la crisis estructural que
padecemos.
—En la actualidad, ¿qué poder tiene el fujimorismo?
—Ha perdido poder. Es la tercera elección que Keiko
Fujimori pierde, a pesar de tener todo a favor. En esta elección, fue muy
grosero el favoritismo que tuvo Fujimori, pero no pudo vencer a la propuesta de
Castillo. Eso se evidencia cuando las voces que se están levantando y
construyendo el escenario para un golpe, como ya lo hemos visto en América
Latina, vienen más desde el lado de nuevos actores políticos. Los grupos de
poder y el imperialismo norteamericano sienten que el fujimorismo ya no da para
más. Ahora se están replegando hacia estas nuevas reconfiguraciones de derecha
ultraconservadora y ultraneoliberal, como la de Jair Bolsonaro en Brasil, como
la de Luis Fernando Camacho en Bolivia. Todavía les falta acumular fuerza en la
calle o constituir de manera más firme un proyecto político, pero están en eso.
El fujimorismo tampoco va a dejarse desplazar
fácilmente, porque no solo tienen como meta evidente continuar en el poder,
sino que muchos de sus referentes y líderes, como la propia Keiko, están
inmersos en casos judiciales por corrupción. Si no logran consolidar el poder o
son desplazados por un gobierno como el de Castillo, la justicia les va a
llegar y los va a condenar a prisión, que es lo que corresponde. Hoy por hoy,
los grupos fácticos están en búsqueda de ese proyecto político, pero igual
siguen avanzando para desestabilizar. Porque si bien la crisis política también
afectó a la derecha y generó distintas facciones y divisiones, en la estrategia
de desestabilizar al gobierno, lograron cierta unidad. La cuestión es ver, en
el caso eventual de dar un golpe y derrocar el gobierno de Castillo, cómo van a
hacer esas derechas para ponerse de acuerdo en quién gobierna. En eso, todavía
no hay claridad de un proyecto y eso lo pudimos ver en el caso boliviano.
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